España entre la corrupción y la desesperanza
[dropcap]S[/dropcap]e diga lo que se diga por parte del presidente del Gobierno, al escuchar un aumento – totalmente en precario – del empleo, que inevitablemente es una fantasía veraniega, la desesperanza es la norma en el pueblo español..
La realidad es tozuda y marca mal diferencia entre las maquilladas alegrías del Gobierno del PP y la pura y dura realidad de la calle que difícilmente puede creerse que un aumento en el número de contratados cara a la época veraniega, es lo que denominan los políticos del Partido Popular, salir del túnel y ver la luz.
La oscuridad reina entre los parados y entre los que deben marchar de España para encontrar respuesta a su necesidad laboral e intelectual, tras años de muchas palabras y pocos hechos.
Siendo todo esto una maquillada alegría, la realidad es que las contrataciones que se hacen y dan esa sensación de salir de la crisis es un puro espejismo, hábilmente presentado por los responsables del Gobierno del PP.
Se trata – especialmente en el sector del turismo – de contrataciones a tiempo parcial, pero no a jornada completa sino por horas y alternando trabajadores para cada negocio, en función de las mejores condiciones y negocio para los empresarios.
De esta forma, contratos por tres horas, o incluso menos, se apuntan como salida del paro y evidentemente a tiempo parcial, sin soñar, ni por asomo, que durarán más de 15 días. Luego se vuelve a empezar la rueda y así hasta septiembre en que terminará la temporada veraniega y el pato aumentará de forma terrible ya que todo tipo de empleos – por horas. días o semanas – se acabarán y la situación volverá a lo que ha sido el primer semestre del año.
Mientras tanto, el Gobierno del PP se llenará de optimismo, que transmitirán hábilmente sus medios de comunicación bien aleccionados y apoyados económicamente, ya que nos acercaremos a las próximas elecciones municipales y autonómicas y el dinero aparecerá por todas partes ya sea en sobres, en comisiones, en escándalos más o menos claros y en todo tipo de fórmulas.
Mientras tanto a distraer el personal con otros asuntos, como reuniones con el presidente Mas, relaciones internacionales en busca de contratos y hasta en vacaciones cortas, engañando a los ciudadanos al reunirse, en el mes de agosto, en algunas reuniones, el Congreso de los Diputados mediante su Diputación Permanente – o lo que es lo mismo, nada más que hacer un poco de teatro – y así tratar de evitar que siga aumentando el descrédito de la clase, también llamada casta, de los políticos.
Claro que este verano parece que va a ser más movidito con la dura realidad y de ello se ocuparán los casos de Urdangarin y compañía, y el nuevo y fenomenal escándalo que es la original aparición de cerca de 2.000 millones de euros de herencias varias de Jordi Borrel.
Y es que la corrupción ya se ha instalado de forma sistemática en nuestro país.
Es difícil encontrar una formación política donde no se produzcan sospechas – unas veces reales y otras infundadas – porque así la clase política se defiende de forma definitiva y evita que los ciudadanos se distraigan.
Pero esto puede acabar en cualquier momento, con una explosión social – en octubre y noviembre habrá que hablar de ello – y los partidos emergentes, en los que los votantes puedan confiar, impongan la fuerza de los votos y los próximos gobiernos no tengan mayoría, por fortuna para España y formaciones políticas serias y éticas, impongan el bien común.
Faustino Castilla.