La odisea de los canarios en Texas y Luisiana
[dropcap]E[/dropcap]l periodista y escritor José M. Balbuena Castellano es el autor del interesante libro “La odisea de los canarios de Texas y Luisiana”, (editado por Anroart Ediciones) en el que se relatan algunas de las peripecias de emigrantes isleños a diversos lugares de América, entre los que figuran Luisiana, Texas y Uruguay. Los canarios se han establecido en Cuba, en la Republica Dominicana, en Puerto Rico y en diferentes puntos de la geografía americana. Han fundado pueblos y ciudades y algunos descendientes han conservado costumbres y tradiciones llevados allí por sus antecesores, como es el caso de los que fundaron San Bernardo, en Luisiana, o San Antonio de Texas. En esta última ciudad, su primer alcalde se llamaba Juan Leal y había nacido en Lanzarote.
En esta obra, el autor asegura que escribir este libro le ha supuesto “una gran aventura”. A lo largo de varios años ha estado elaborando pacientemente el trabajo, después de investigar en archivos u oyendo de viva voz otros testimonios de descendientes de esos canarios establecidos en América a partir de 1730. Desde el principio, como asegura Balbuena, se introdujo en una especie de “túnel del tiempo” para experimentar por sí mismo un cúmulo de sensaciones, como si hubiese sido uno de sus protagonistas. Fue un nada grato viaje desde Canarias, sintiendo y padeciendo el olor de la sentina y de las bodegas, o el mareo en una frágil embarcación, zarandeaba en ocasiones por el fuerte oleaje y el viento. Otras veces, estáticos, en una calma chicha desesperante hasta que de nuevo los alisios empujaban la nave hacia la costa de Cuba y posteriormente a Nueva España, que es como se llamaba México, para culminar por tierra el periplo en el sur de lo que más tarde sería los Estados Unidos de América.
Texas y Luisiana eran territorios que formaban parte de las colonias españolas en el continente americano y allí se establecieron familias canarias que se organizaron y sobrevivieron dejando descendencia hasta nuestros días. El autor añade datos e impresiones relacionadas con la naturaleza y el entorno de los lugares donde se asentaron estos isleños.
El libro está prologado por el abogado, ex-director del Patronato de Turismo de Gran Canaria y ex-director de la Dirección General de Justicia y Consumo del Gobierno de Canarias, Antonio Cruz Caballero, -ya fallecido-. Señala que Balbuena “ha tenido la originalidad de unir el pasado con el presente y de exponer clara y sencillamente las más importantes gestas de los colonos canarios, que a pesar de estar rodeados por lenguas y costumbres extrañas, siguen conservando el habla, el folclore, el rezo, y los apellidos insulares, trasladando al lector de la realidad existente, en estos territorios…”
También colaboró con otro prólogo, titulado “todos somos emigrantes”, Teresa Lucía Cavallero García, técnica de Empresas y Actividades Turísticas, y especialista en Protocolo y Relaciones Institucionales. Según ella, “este libro es necesario para la historia de Canarias y del mundo. Solo puedo desear que cumpla su función de recordarnos lo que fuimos y que somos y que la inmigración que sigue llegando a nuestras islas, que son de todos, sigue siendo parte nuestra”.
No existen muchas personas en el archipiélago que hayan ahondado en la emigración canaria hacia los citados territorios, hoy norteamericanos, a excepción del abogado Armando Curbelo o de Maximiano Trapero, (en el aspecto lingüístico) o el propio Balbuena y algún que otro escritor norteamericano. Es cierto que algunas instituciones canarias se pusieron en contacto con estas comunidades de “isleños” realizándose visitas que luego fueron correspondidas por actuales descendientes de los canarios.