Los cerrajeros del partido socialista
Una demostración definitiva de la chapuza que practica el PSOE
El escandaloso proceder del secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, expulsando a dedo – un sistema “muy democrático” del que tanto ha presumido – a Tomás Gómez, ha dejado asombrados a la inmensa mayoría de los militantes y simpatizantes socialistas, no sólo de Madrid, sino del resto de España.
Que una Gestora tome el mando del socialismo madrileño, cuando faltan poco más de tres meses para unas elecciones en la Comunidad de Madrid, es algo tan insólito, que no cabe en cabeza normal alguna y demuestra el nivel político de este personaje. Algo más inconcebible es que la encabece el despistado Sr. Simancas, a quien se le montó un “Tamayazo”, sin que se enterase de nada, por mucho que se diga de la falta de decencia de los dos diputados traidores, que sanearon sus cuentas y se llenaron de porquería, con aquella actuación, que nadie ha querido investigar, no se sabe por qué motivos.
Y es que es estilo con que se ha realizado esta extraña y opaca operación, no demuestra otra cosa que, el secretario general del PSOE – que repite demasiadas veces la palabra democracia, pudiendo recordarle aquello de que, “dime de que presumes y te diré de que careces” – tiene una original idea de lo que significa esta palabra que inventaron los griegos.
Una de las muchas demostraciones de democracia y de buenas formas que deben acompañar a un buen político , son los gestos, hacia sus correligionarios, militantes y simpatizantes.
No ha demostrado nada de ello, mandando a un grupo de cerrajeros a cambiar las llaves de la sede socialista madrileña en la Plaza de Callao de Madrid, para que Tomás Gómez, accediese a su despacho, al menos, para recoger sus pertenencias personales. Quizás podríamos estar ante una “apropiación indebida”, que el ofendido podría denunciar, porque – se supone que el aspirante socialista a la Comunidad de Madrid – tendría objetos y enseres personales que se le ha prohibido retirar al cambar las cerraduras de su despacho.
Si Pablo Iglesias, fundador del PSOE, levantara la cabeza en su tumba del cementerio civil de Madrid, donde reposan sus restos, se avergonzaría de Pedro Sánchez y la tropa que aplaude esta forma de actuar absolutamente indecente.