“Buenas noches mamá, aquí me tienes, en el escenario de Las Vistillas al que tú considerabas tu trono.
Estoy recordando las infinitas veces que te vi a lo largo de mi vida: primero en aquel Café de la Puerta del Sol, o en el Universal de Vigo. Y ya más tarde, en tu alegre otoño en Las Noches del Cuplé. Despertabas en mi tanta pasión que no me cansaba de escucharte y sin darme cuenta, iba calando en mí tu legado. ¡Qué gran aprendizaje! ¡Qué privilegio! Nadie como tú para embrujar con el chotis, dándole prestancia, majestuosidad, finura sin restarle un ápice de chulería. ¿Y el cuplé…? Lo elevaste a lo más alto y me enseñaste a amarlo, a respetarlo, a mimarlo… y fue tan grande mi enamoramiento, que decidí investigarlo para, guiada de tu magnífico ejemplo, enaltecer a aquellas grandes diosas del cuplé: La deliciosa Fornarina, la intensa Raquel Meller, la pícara Chelito, La cultísima Aurora Jauffret La Goya… Mujeres valientes que a fuerza de arte alcanzaron las estrellas…
… ¡Cuánto me legaste pero que agridulce es a veces la carga…!
Y ahora mamá, cántame “Evocación”.
Carta de Olga María Ramos a su madre, Olga Ramos, cuando va a cumplirse el décimo aniversario de su desaparición.