NacionalNoticiario

El Cuplé, Joya de la Música Modernista de Teruel

Texto y fotos de Patricia A. Llaneza 

Una edición más, y entre el 12 y el 17 de noviembre, se ha celebrado la Semana Modernista de Teruel en la que la población de esta preciosa ciudad cargada de arte mudéjar, se vuelca con la periódica conmemoración, y no sólo vistiendo con ropa increíble y rigurosamente lograda de la época sino también en su forma de hablar e inmersión en un contexto histórico que no ha vivido pero ha rescatado para tal celebración.

Se ha podido admirar en sus calles por ejemplo, al herrero forjador que cuenta su historia, dónde vivía y sus anécdotas con una solemnidad que de verdad se cree que está hablando con alguien de aquellos días o con el encantador alcalde (que es un vecino de la ciudad simulando el de entonces) que recibe con total hospitalidad y diplomacia vestido de punta en blanco con chistera y bastón de mando incluídos, etc. Cada uno muy sabido su papel y sobre todo, con rigor y cariño a su personaje histórico.

Cada año se rememora un hecho especial; en esta ocasión, evocación del año 1909 se traía del pasado al presente la expectación e incluso el temor al cometa Halley, que se dejaría ver el siguiente año de 1910, a saber con qué consecuencias. Coches como el Ford T o el Rolls-Royce Silver Gosht, por citar sólo un par de ellos, se pasean en esta maravillosa fiesta histórica por Teruel, que cómo es sabido, «También existe».

Y en este marco de fascinante viaje en el tiempo, en el precioso Teatro Marín también de la época, tuvo lugar la actuación de Olga María Ramos. Artista como pocas o ninguna para tal contexto histórico-artístico, que volvió de nuevo a la ciudad maña con lleno total y un éxito tan esperado como disfrutado por público e intérprete. 

El patio de butacas y los palcos, dignos de fotografiar llenos de público ad hoc vestido de época, disfrutando de cuplés como El PolichinelaLa Gatita BlancaTápame y muchas otras joyas musicales de entonces, que en aquel entorno daban la emocionante sensación de ser presente.

Una ciudad de 36.240 habitantes acogedora y tan agradable para pasear y tomarse algo en la que todo está a mano, de repente se vuelve foco de personajes históricos (muy bien emulados) y eventos singulares que toman las calles. 

Parece que todo el mundo se pone de acuerdo espontáneamente…pero, a fin de cuentas, hay un trabajo detrás de organización, respuesta y colaboración de asociaciones y habitantes turolenses. Maravillosa evocación a esos comienzos del siglo XX en los que nacían acontecimientos como el cine mudo, la electricidad daba sus primeros pasos y muchas cosas más. 

Totalmente recomendable visitar Teruel todo el año, que es mucho más que la ciudad de los famosos amantes allí dormidos, pero la Semana Modernista, es realmente especial.

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