Milagros Rodicio, diectora de Cemart del Gobierno de Extremadura
En un Festival de Teatro como el de Castilla y León es necesario e inevitable hablar del que tiene lugar en Mérida y conocer la edición del presente año que tiene lugar en la capital extremeña.
¿ Cómo se gestiona en este momento el Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida ?
Se invitó en su momento a una serie de compañías y cada una de ellas presentó su oferta y el Patronato decidió la que realizaba esta pasada edición, siguiendo las mejores condiciones ofrecidas por cada una de ellas.
¿No hubo pues un concurso como en este tipo de contrataciones se debe hacer ?
Por la cercanía de la 59 edición – la que tiene lugar este año – no permitía llevar a cabo un concurso de ese tipo .El contrato realizado de esta forma contempla la duración de una concesión de dos años según los resultados de la primera edición.
¿ Cuáles son las condiciones que tiene este acuerdo-contrato, que parece más bien una privatización del Festival que una fórmula como la que existía hasta este momento ?
De ninguna manera ya que la Administración aporta una cantidad determinada. Si se producen gastos más elevados deben venir de la taquilla del Festival.
Todo lo que supere este resultado económico se reparte de la siguiente manera: un 85% para el Patronato y el resto para la empresa que realiza este contrato.
Así las cosas en esta edición se ha podido ir pagando la deuda pendiente y resolver la realización de la presente edición.
Ante todo esto cabe la posibilidad de plantearse ¿cómo la Administración no organiza el Festival y debe darlo a una empresa privada ?.
Se trata de que no se dediquen los impuestos de los contribuyentes a crear pérdidas.
Y es que la organización de este Festival no necesita tener a nueve personas – con lo que esto supone de gasto administrativo – cuando con dos trabajadores, una de ellas el gerente, son suficientes para hacer realidad esta cita teatral.
¿ Cómo se fiscalizan los gastos de la celebración y la contratación de este Festival ?
Todo ello está supervisado por la Administración, para que cada céntimo de euro está fiscalizado. No se entrega una mínima cantidad sin ser demostrada para qué se utiliza.
¿ Para la próxima edición se hará un concurso público ?
Por el momento contemplamos un contrato de dos años, renovable, según los resultados y en este momento se están valorando los resultados de la última edición para tomar una decisión.
¿ Cómo incide en el Festival el 21% de IVA aplicado a este tipo de espectáculos ?
Se ha buscado una solución para evitar que el perjudicado no sea el espectador.
De esta forma, se sacó una línea de subvención para que los usuarios no notaran este incremento. Se ha puesto en marcha una línea de ayuda para resolver este problema.
Así, la empresa concesionaria paga solamente el 13%, al no haberlo cobrado al espectador.
Es una medida de ayuda que lleva a cabo la Administración, y así se evita la incidencia del 21% de IVA que hace inviable para muchas empresas poner un espectáculo en marcha.
¿ Cómo es la aportación de la Administración en este Festival ?
Se trata de ayudar a que las empresas puedan realizar sus espectáculos, cobren por ello y el espectador pueda disfrutar de las obras que se presentan en el Festival.
¿ Está volviendo pues al prestigio que ha tenido siempre este Festival de Mérida ?
Evidentemente porque todo el que en él trabaja cobra y eso es fundamental para quien interviene en este espectáculo.
En los últimos años esto no ocurría y, además de la deuda creada, se había bajado el interés de participar en el Festival porque no sólo se vive del prestigio de una cita como esta sino también de cobrar por el trabajo realizado.
¿ Ha recuperado el Festival el prestigio – sobre todo desde el punto de vista económico – que merece esta cita teatral?
Al día de hoy se ha recuperado lo que siempre debe ser una cita de este tipo. El que trabaja cobra y quien presenta su trabajo obtiene un curriculum.
El pasado año fue francamente difícil ya que existía un déficit muy elevado y poco a poco hemos ido equilibrando la situación hasta tal punto de que en este momento no existen deudas pendientes.