Gran celebración ciudadana tras conseguir un cambio radical en la política municipal española
En un día como hoy, es bueno recordar el triunfo, aunque muy seguida desaparición, de la victoria de Enrique Tierno Galván, como alcalde la capital de España. Aquel día – todavía existían los grises torturadores, comandados por el franquista prepotente y – a quienes nos manifestábamos por él éxito del «Viejo Profesor», nos machacaron por orden del impresentable Martín Villa.
Por todo ello, quienes conocimos y celebramos aquel día, un día como hoy estamos radiantes de felicidad, no sólo porque la izquierda constructor de solidaridad y dispuesta para cambiar una derecha que sólo piensa en el poder, totalmente corrupta y que se prepara para desaparecer en su anquilosado y terrible neoliberalismo de antiguo cuño, ve como caen sus egoístas e insolidarios principios programáticos.
Por eso, todas estas ratas corruptas salen de las alcantarillas o se esconden, llegando a intentar – algo que no consiguen, porque una inmensa parte de españoles hemos reaccionado y los hemos aplastado.
Son tan tan corruptos e impresentables, que llegan a no entregar el bastón de mando al nuevo alcalde, dimiten el día anterior como concejal, solamente para no saludar al nuevo alcalde, y así poder conseguir que sea más fácil recibir un nuevo bolso de marca.
Otros intentan el «Tamayazo», como en Madrid, hasta el último segundo, servido en bandeja de plata. Los hay que persisten en su machismo, hasta última hora, despreciando a los nuevos concejales elegidos. Otros abuchean – residuos de los franquistas de última generación – a los nuevo alcaldes.
En suma, que «esos que presumían de servir al ciudadano», solo pueden volver a sus alcantarillas, para intentar seguir tramando las desgracias de los ciudadanos, y se les ha podido ver en los plenos, hundidos y con unas perspectivas para las próximas elecciones generales, que van a ser peores que los resultados que acaban de obtener, para suerte y cambio de la inmensa mayoría de los españoles.