El violín de Patricia Kopatchinskaja y la voz de José Bros
- Dos portentosas muestras de arte en el Auditorio Nacional en Madrid
Al contrario de lo que podría ser hoy un Pregón político por la llegada de un nuevo Gobierno después de 319 días de desesperante muestra de ineptitud de los políticos, hoy dedicamos este Pregón a la cultura, concretamente a la música, para ver si se les pega algo a esta tropa de incapaces. Y el cambio no puede ser mejor porque ambas muestras artísticas han sido verdaderamente impresionantes.
De una parte la sensibilidad hecha sonido desde un violín, con una maestría difícilmente superable, con la mayor entrega que hemos conocido – después de haber escuchado cientos de interpretaciones al más romántico de los instrumentos musicales – en suma a lo que parece provenir de la interpretación de un ser de otra galaxia, porque es difícil de imaginar que un ser humano pueda hacer un concierto para violín, en Re Mayor, OP 35, de Chaikovski, como el que hizo Patricia Kopatchinskaja, en el Auditorio Nacional de Madrid, es algo inolvidable para quienes tuvimos la suerte de disfrutar de semejante e indescriptible interpretación, que terminó con dos bises que dejaron petrificados a los asistentes a este concierto organizado por Ibermúsica.
Acompañada por la Orchestre Philharmonique de Luxembourg y con la dirección de Gustavo Gimeno – que no logró estar a la altura de semejante perfección ya que en algunos momentos impidió el máximo lucimiento de la violinista rusa – junto a un romanticismo que hacía hablar al violín, y que producía silencios que se podían escuchar y hasta imaginar perfectamente, los presentes en el Auditorio, quedamos impresionados por una perfección nunca vista.
Junto a ese romanticismo del compositor ruso, momentos de una fuerza y un virtuosismo inigualable, que produjo una indescriptible pasión en los presentes que – así lo reconocían todos – nunca habían presenciado algo semejante como la magia y la emoción producida por este prodigio de la interpretación.
Será muy difícil olvidar este concierto como lo fue poco antes, el recital que – al cumplir 25 años de carrera profesional, dio José Bros, también en el Auditorio Nacional y esta vez, de la mano de la Orquesta y Coro de la Comunidad de Madrid, con la dirección de Victor Pablo Pérez.
Pese al paso de los años, este gran tenor sigue ofreciendo su potencia, diversidad, colorido y versatilidad, no en vano una técnica depurada – que por otra parte controla perfectamente – hace que citas con la ópera, zarzuela, música con la canción italiana y otras piezas, como «El día que me quieras» o «Amapola», sin olvidar un «Granada» insuperable, demuestren que estamos ante uno de los tenores más destacados del mundo lírico.
En suma, algo inolvidable para quienes tuvimos la suerte de asistir a ambos conciertos, que nos hicieron tocar el más allá de la música y soñar con la perfección artística.
Faustino Castilla.